Posteado por: cursosmanagement | octubre 21, 2008

Las indecisiones. Causas e impactos principales.

Si las decisiones inician el proceso gerencial y mueven el trabajo en las organizaciones, su ausencia o postergación pueden afectar su efectividad e impacto en el entorno. No obstante, hay que saber diferenciar dos situaciones: una, la postergación de la decisión, para la búsqueda de más información o de mejores alternativas; otra, la que se dilata, sin proporcionar nuevos elementos, y que puede conducir a lo que los especialistas llaman “parálisis por análisis”. Expresiones típicas de este estado pueden ser: "necesito estudiar más el asunto"; "investiguemos más a fondo"; "conviene pedir otra opinión"; o "aún no estoy seguro".

La “parálisis por análisis” surge cuando colocamos tanto énfasis en el proceso de análisis, que quedamos atascados en él y no llegamos a decidir. Cuando se convierte en hábito, este estado termina impregnando cada vez más el proceso de decisiones, hasta llegar a las más simples y triviales, como qué detergente debo comprar.

En el video “Decisiones efectivas”, utilizado en la capacitación de directivos, Peter Drucker comenta que Sloan, principal ejecutivo de la GM durante años, cuando se discutía en el Consejo de Administración un tema en el que se llegaba a acuerdo sin mucha confrontación decía “como todos estamos de acuerdo, vamos a volver a discutirlo en la próxima sesión”. Le preocupaba que, en el análisis de alternativas de decisión, no se identificaran aspectos negativos y todo se aprobara muy rápidamente. Al parecer, el principio a aplicar debería ser “ni precipitaciones o improvisaciones irresponsables, ni postergaciones innecesarias”.

MacKenzie, en La Trampa del Tiempo, identifica la indecisión como “el mas grande ladrón del tiempo” destacando que muchos ejecutivos dudan, demoran o se rehúsan, en cualquier forma, a decidir y que la indecisión no es únicamente una pérdida de tiempo sino que también implica preocupación. Y “la preocupación es tan destructiva, que fatiga al individuo antes de iniciar su día de trabajo”, concluye. Realmente, lo que mas nos agobia y estresa no es el volumen o intensidad de lo que hemos hecho, sino lo que nos queda pendiente por resolver, que muchas veces depende de decisiones que debemos tomar.

Según MacKenzie, desde el punto de vista objetivo, posponer una decisión puede ser la peor alternativa que el ejecutivo puede elegir en términos del bienestar de su empresa. Es tan importante el tiempo en una decisión, en algunas situaciones, que una resolución cualquiera de un problema es mejor que ninguna, concluye este especialista, que coincide con la cita que inicia este artículo.

Entre los factores que los especialistas señalan como propiciadores de la indecisión, están:
Indeterminación. Puede ser respecto a la precisión de los objetivos (resultados) esperados, las estrategias y medios para alcanzarlos, los recursos disponibles, entre otros.
Insuficiente información. Sobre los antecedentes del problema, experiencias anteriores, factores propiciatorios (causas subyacentes) y, principalmente, sobre la situación futura del entorno y resultados esperados.
Inoportunidad. Considerar que el momento y las circunstancias no son las mejores para adoptar una decisión.
Sensación de precipitación o improvisación. Falta de seguridad, percepción de que el problema no está suficientemente “maduro” para atacarlo.
Desorganización. Imprecisión de roles en una estructura, dispersión de documentación relevante, ausencia de políticas y procedimientos.
Temor al fracaso.


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